Lectores :)

domingo, 21 de julio de 2013

CAPÍTULO 15.

Narra Helena.

Zayn me había conducido hasta una pequeña habitación, con una cama de matrimonio en el centro, un armario ropero en una de las paredes, un escritorio, y un balcón que daba a la calle.
-No estaré mucho. No quiero molestarte.- le había dicho cuando entré en la habitación.- Mañana me tienes fuera.
-No te preocupes,- me había respondido.- no molestas.- Y tras una sonrisa estilo Zayn, se había marchado, cerrando la puerta tras de si.
De mi pequeña mochila saqué el conjunto que pensaba ponerme al día siguiente y mi bolsa de aseo, con el cepillo de dientes, el del pelo y poco más.
Salí de la habitación, dispuesta a cotillear un poco el pequeño apartamento, que básicamente consistía en: saloncito, cocina, cuarto de baño y una habitación cerrada (que supuse que sería la de Zayn). Cuando acabé mi reconocimiento de apartamento, me paré a mirar unos cuadros sencillos que adornaban el estrecho pasillo de las habitaciones y el baño, y de la nada, una voz sonó a mi espalda, alarmantemente cerca de mi oído.
-¿Invadiendo un poco mi intimidad, cariño?- era Zayn.
Una exclamación ahogada se escapó de mi boca.
-Idiota, me has asustado.
Zayn se había acercado sigilosamente, y sin camiseta, de forma que no lo había escuchado a mi espalda, y me había susurrado al oído, como hizo cuando nos conocimos.
Aún cerca de mi oído, con los labios prácticamente pegados a este, con sus manos apoyadas en mis caderas impidiendo que me moviera y con su pecho unido a mi espalda, soltó una suave risita que hizo que me estremeciera.
-Es divertido asustarte. Algún día de estos te grabaré para que veas tu cara y nos podamos reír los dos.
-Algún día de estos me dará un ataque por culpa de tus bromitas y no te parecerá tan divertido.
Mi voz no sonó tan firme y segura como me hubiera gustado, si no que hablé casi en un susurro y con la voz temblorosa.
Mi comentario solo provocó otra risita suave, que parecía provenir de su garganta en vez de de sus labios.
Helena, sabes lo que Zayn está intentado hacer. Contraataca. Tu puedes.
Con cierta inseguridad, posé mis manos sobre las suyas. Eras grandes y suaves, con los dedos largos y finos, terminados en unas uñas perfectamente cortadas en arco. Comparadas, las mías aparentaban ser 5 veces más pequeñas de lo que en realidad eran.
Acaricié el dorso de sus manos con las yemas de mis dedos, bajo la atenta mirada de Zayn, que poco a poco fue dejando mi oído para centrarse en mi cuello, rozándolo de vez en cuando con sus labios. Con cierta delicadeza, fui guiando sus manos con las mías fuera de mis caderas, para dejarlas a ambos lados de su costado. Con un movimiento rápido, me giré para quedar cara a cara con el, y encontrarme con su sonrisa ladeada y sus perfectos ojos rodeados por espesas pestañas negras mirándome atentamente. Dejé sus manos libres, y conducí las mías hasta la parte alta de su pecho, donde estaban posados mis ojos. Sin mucha prisa, elevé mis ojos hasta que conectaron con los suyos.
-No me apetece nada aguantar tus jueguecitos, Malik.
Y disfrutando de la cara que se le había quedado a Zayn al escuchar mi respuesta y de mi victoria, me giré y empecé a caminar a la cocina moviendo las caderas todo lo que podía.
Toma esa Malik. ¿Quieres jugar? Bien, jugaremos, pero a mi manera.

Narra Zayn

Después de dejar a Helena en su habitación temporal, entré en la mía. Cogí el pijama y me dirigí a la ducha. Al salir, vi a Hel mirando sin mucho interés los cuadros de la pared. Me acerqué sigilosamente para que no me viera y le susurré con los labios pegados a su oído:
-¿Invadiendo un poco mi intimidad, cariño?
Toda ella se tensó. Tuve que reprimir una carcajada, que se quedó en risa. Apoyé mis manos en sus caderas y pegué más mi cuerpo al suyo.
-Idiota, me has asustado.
Me acerqué más a ella con intención de ponerla nerviosa.
No sabía muy bien el motivo, pero quería conseguir poner nerviosa a Helena, como había hecho en el parque. Quería que se quedara paralizada, inmóvil, y que fuera yo el causante. No os puedo explicar el motivo, porque ni yo mismo lo sé.
Tu empezaste este juego, Helena.
Iba solo vestido con unos pantalones largos grises que hacían de pijama, y Helena lo había notado. Sentía los músculos de su espalda tensándose cada vez que mi pecho desnudo rozaba la tela de su camiseta. Con un ligero movimiento, me pegué a ella. Su cuerpo cubierto por la fina tela de su camiseta de manga corta estaba en total contacto con el mío parcialmente desnudo. Dejó de respirar. Por el momento, la tenía donde quería. Inmóvil en mis brazos, sin saber que hacer o qué decir.
-Es divertido asustarte. Algún día de estos te grabaré para que veas tu cara y nos podamos reír los dos.- mis manos se movieron sutilmente por sus caderas, recorriéndolas.
Ya eres mía, Helenita.
-Algún día de estos me dará un ataque por culpa de tus bromitas y no te parecerá tan divertido.
Ya te tengo.
Pero no. Después de un breve espacio de tiempo, soltó la bocanada de aire que había estado reteniendo y agarró mis manos con las suyas, para separarlas de sus caderas con firmeza. Cuando mis manos estuvieron quietas, Hel se giró, haciendo que su pelo cosquilleara en mi pecho. Sus grandes ojos azules me miraron serios, para luego mirar a mi pecho. Sus pequeñas manos ascendieron desde sus costados, pasando por mi abdomen hasta detenerse en la parte alta de mi pecho. Un escalofrío me recorrió la columna, y me vi obligado a cerrar los ojos. Mi respiración era irregular, y el rápido sube y baja de mi pecho me delataba. Intenté volver a tomar las riendas de la situación, pero parecía una tarea demasiado difícil de realizar en esos momentos. Tampoco ayudaba mucho que Helena se dedicara a hacer pequeños círculos en mi pecho, enviando pequeños escalofríos por mi espalda. Mi respiración se agitaba más y más, y mi pulso ya iba a mil cuando Hel habló, con la voz pausada, clara y tranquila, y sin el menor signo de que hace pocos segundos estuviera deshaciéndose en mis brazos.
-No me apetece nada aguantar tus jueguecitos, Malik.
Y se marchó, con su contoneo de caderas que volvería loco a cualquiera, en dirección a la cocina, dejándome solo, confundido, nervioso, agitado y derrotado.

Helena: 2 Zayn: 1


Narra Sophie.

Harry me había dicho que le esperara abajo, así que eso hice. Me despedí de Peter y Alice y bajé las escaleras hasta el portal en un suspiro.
Al poco tiempo de estar esperando, Harry apareció ante mis narices en todo-terreno.
-¿Necesita que la lleve a algún lado, señorita?.- me dijo Harry, con la cabeza sacada por la ventanilla.
Iba imposiblemente guapo. Con una camiseta de manga corta blanca sencilla, pero que a el le quedaba espectacular, unos pantalones pitillo negros y gafas de sol encima de esos preciosos ojos verdes.
Está tremendo.
Con una sonrisa me acerqué a la ventanilla del piloto.
-La verdad es que estaba esperando a que vinieran a recogerme. Un chico. Alto, ojos verdes, pelo rizado... bastante feo si te soy sincera.
Era increíble la confianza que transmitía este chico. Yo, la chica más tímida de este mundo y posiblemente del universo, me sentía cómoda al lado de el, aunque le acababa de conocer. Bueno, la mayoría de las veces me sentía a gusto. En un día no se evapora lo que lleva años formándose.
Hizo como si estuviera ofendido. Se quitó las gafas y me miró directamente, serio e intimidatorio.
-¿A que me doy la vuelta?.
-Bah, tu sabes que estaba de broma,- dije, para luego inclinarme y posar un beso sobre la mejilla de Harry.- eres de estatura media, y tu pelo no es del todo rizado. Ondulado, diría yo.
Emitió una especie de grito, así como de indignación, puso una mueca, y finalmente, sonrió.
-¿Ondulado? ¿ESTO te parece ondulado?.- se pasó las manos por el pelo de forma algo teatral, como si se lo estuviera lavando, y cuando las apartó sus rizos cayeron desordenados por su frente. Inclinando la cabeza hacia adelante y sacudiéndolos con la mano, los volvió a colocar en su sitio.
Repite eso. Repitelo. Repitelo. Repitelo. Repitelo.
No me di cuenta de que me había pasado un buen rato mirando embobada a Harry hasta que este habló.
-Anda, sube al coche. Y cierra la boca, no queremos que te entren moscas.- dijo, claramente disfrutando de la situación.
Mi cara enrojeció, y con la cabeza escondida en mi cuello rodeé el coche y me deslicé dentro del asiento del copiloto.
Harry puso el coche en marcha.
-¿A donde quieres ir?- me preguntó sin despegar la mirada de la carretera, con las gafas colgando del escote de su camiseta y aún con la voz divertida. Estaba lloviendo.
-No sé. Donde tu quieras.- respondí tímida.
Harry me dedicó una sonrisa ladeada y volvió a centrarse en conducir.
Después de un rato de coche, Harry aparcó en frente de unos edificios altos y modernos.
-¿Qué es esto?.- pregunté confundida.
-Mi casa.- dijo el mientras salía del coche.
Rodeó el coche por delante y abrió mi puerta, para luego tenderme la mano para ayudarme a salir.
-Harry, soy bajita, pero puedo saltar 5 centímetros sin hacerme daño.
El aludido levantó las manos de forma defensiva y dio un paso atrás.
-Está claro que contigo uno no puede ser educado ni caballeroso.
Con los dos pies ya fuera del todo-terreno negro de Harry, dirigí la mirada hacia el. Abrí la boca, pero al instante la volví a cerrar, insegura de mi respuesta.
-¿Entramos?.- pregunté apresuradamente, temiéndome que Harry me tomara por una idiota nerviosa.
Una nueva sonrisa burlona tiró de sus labios.
¡ESTÁ DISFRUTANDO DE ESTO! ¡DE MI VERGÜENZA!
-Claro, ven.- me agarró de la mano y me llevó dentro del edificio.

Narra Alice.

Tengo que llamar a la RAE para que añadan en el vocablo español la palabra quE DESCRIBA COMO DE FELIZ ME SIENTO EN ESTOS MOMENTOS.
Mi nuevo y perfecto novio acababa de salir por la puerta, y mi alegría había estallado como un petardo chino. Saltaba por los sofás, corría por el pasillo, tocaba la batería con las ollas de la cocina, me subía a las mesas a dar conciertos a las sillas, floreros y acompañantes con una cuchara sopera como micrófono, me rebozaba en la cama de mi habitación, le gritaba a mi reflejo en el espejo del baño e incluso quise meterme en la lavadora a dar vueltas con los calcetines.
Tantos años de lucha por fin habían dado resultado. Era mío. Mío. Mío. Mío.
Oh, que bien suena. Mío. Mío. Mío. Mío. Mío. Mmmmm, me encanta.
Ni siquiera la huida de Helena podía alterar mi humor. Si ella no puede (ni quiere) ver lo feliz que me hace Peter, es su problema, no el mío. Si, era mi amiga y todo eso, pero tener a Peter como novio, era tener a Peter como novio. Para que os hagáis una idea, es como si vuestros ídolos salieran de los posters y os morrearan en el salón. OS IBA A DAR IGUAL SI VUESTRA AMIGA SE ENFURRUÑABA. Además, ¿acaso decido yo de quien me enamoro? No, ¿verdad? Pues ya está. No me iba a disculpar por eso.
Helena, siento mucho que mi amor incondicional hacia tu hermano haya interferido en tus planes para ignorarle el resto de tu vida.
Pero en ese momento, sola en el apartamento, lo veía todo con más claridad, y hasta podía comprender a Helena un poquito. Solo un poco. Pero su reacción había sido terriblemente desmesurada.
¿Te enfadas y te vas? Venga ya, Hel.
Un relámpago, seguido de un trueno ensordecedor, sacudió el cielo de Londres. Se me pasó por la cabeza llamar a Helena, solo para comprobar que estaba bien, que no estaba en la calle con la que estaba cayendo, pero si Sophie había dicho que estaba bien acompañada, no tendría por qué preocuparme. Seguramente estaba de party with Alan.
No podía comprender su relación con Peter, más que nada porque nunca nos había contado ni a Sophie ni a mi el motivo por el que se dejaron de hablar hace años. Por lo que yo sabía, habían estado muy unidos. Peter la invitaba a salir con el y sus amigos, e incluso el se quedaba alguna que otra noche viendo películas con nosotras hasta las tantas de la madrugada.
Pero un día de repente, PLUF. “Te odio, Peter”.
Igual algún día me atrevía a preguntarle lo sucedido a alguno de los dos, pero por el momento, me decidí por averiguar como Ted Mosby conoció a la madre de sus hijos, en otras palabras, me iba a tumbar en el sofá a ver Cómo conocí a vuestra madre.
No pensaba preocuparme. Porque Helena iba a volver pronto, seguro.
Volverá... lo sé. Pronto.



Dos cositas:
1.- Siento no haber subido el domingo pasado. He estado de vacaciones.
2.-Intentaré subir el Cap 16 algún día de la semana. También subiré el domingo.
Espero que os guste este capítulo. Comentadme porfis. Un beso muy gordo.

domingo, 7 de julio de 2013

CAPÍTULO 14.

Narra Helena.

Esperaba sentada en un porche a que Zayn viniera a recogerme en su coche, tal y como el me había dicho en nuestra reciente conversación telefónica.

*15 minutos antes*

-¿Que pasa, Helena?- preguntó el chico del otro lado del teléfono.
-Necesito que vengas a buscarme. Está lloviendo y tengo que ir a casa de Alan.
Hubo unos instantes de silencio, en los que pensé que Zayn me había colgado, pero finalmente contestó.
-¿Para eso me llamas? ¿Para que te lleve a casa de tu novio a que te de mimitos? No es lo que mas me gusta hacer un jueves por la tarde, la verdad.- dijo algo molesto, y casi en  un susurro.- Y ningún otro día.
-Alan no es mi novio.- inquirí intentando controlar lo máximo posible mi tono de voz para no gritar por teléfono.
Creo que después de esa aclaración alcancé a oír un "pues lo que sea" por parte de Zayn, pero lo dijo tan bajito que no estoy demasiado segura de si eso es lo que me contestó.
-Y además,- continué, un poco cabreada.- no voy para hacer lo que tu te piensas, degenerado.- recalqué especialmente la última palabra.
-¿Entonces....?
-Entonces me vienes a recoger a casa y me dejas en la de Alan.
-¿Intentas hacerte la graciosa? Te sale fatal.
-Cállate y ven.- espeté.
-¿Porqué tanta prisa, Gracia?
-¿Te importa mucho, Malik?
-No podría vivir sin esa información.- dijo en tono divertido.
-Si vienes a buscarme, tal vez, Y SOLO TAL VEZ, te lo cuente. Y rápido, que está empezando a llover.
-¿Y quiere la señorita que la recoja en limusina o carroza? O igual prefiere una calabaza gigante con ruedas, pero si no vas con zapatitos de cristal no creo que le pegue mucho.
-¿Intentas hacerte el gracioso? Te sale fatal.
-Te encanta mi sentido del humor.- respondió, y casi pude ver su sonrisa al otro lado del teléfono.
-Tu solo ven a buscarme.- y colgué sin esperar a su respuesta.

*Después de la conversación.*

Me encontraba acurrucada en uno de los porches cercanos a mi casa. La lluvia cada vez era mas fuerte, y no tardaría nada en empaparme. Zayn... date prisa.
Un trueno sacudió de pronto el cielo de Londres, y este fue precedido de miles de diminutas gotas de agua más. Ya se me mojaban los zapatos. Me agarré las rodillas con las manos y las apreté contra mi pecho, con el fin de encogerme y protegerme lo máximo posible, pero el maldito tiempo no tenía intención de colaborar. Una ráfaga de aire me sacudió el pelo, y la lluvia me pegó de frente en la cara. Por suerte, ese viento no duró, y solo estaba "ligeramente" mojada.
Los coches que pasaban me alumbraban con las luces de sus faros. Todo el mundo que pasaba me miraba, algunos sorprendidos de ver a una chica tan joven en la calle, y otros apenados porque una chica tan joven estuviera en la calle. 5 minutos mas tarde ya estaba harta de la lluvia y de las miradas de extraños, a los que empecé a poner mala cara.
Miraba con atención todos y cada uno de los coches que pasaban, y los que se paraban en el semáforo que tenía a unos pocos metros delante mía. Por desgracia, del coche de Zayn solo recordaba que era negro, así que mi tarea era algo complicada. Ya había anochecido completamente, y empezaba a tener un poco de miedo. El número de transeúntes se redujo notablemente, pero los pocos que pasaban eran a cual más siniestro.
Enterré mi cara en las piernas, con el fin de protegerme del frío y de las miradas de extraños repelentes.
Al poco tiempo, el suelo se iluminó. Levanté la cabeza enseguida, y me encontré con un coche negro con los cristales de la parte rasera tintados. ¡POR FIN! 
Me levanté como una bala y fui corriendo al coche, pero eso no impidió que no me mojara. Intenté abrir la puerta del copiloto, pero me encontré conque estaba cerrada. Miré confundida al interior del coche, para encontrarme a Zayn partiéndose el culo de risa.
-¡PERO QUE HACES! ¡QUE ME ESTOY EMPAPANDO!- grité mientras aporreaba el cristal de la ventanilla del copiloto. Zayn la bajó, lo suficiente para que pudiera oírle, pero sin que llegara a poder entrar lluvia.
-Pero Helenita, ¿no ves que está lloviendo? Me dejarías el coche empapado.
-¿Tu eres tonto? ¡Que me voy a resfriar aquí fuera!
Zayn pulsó un botón detrás del volante del coche. Se oyó un "clik" y abrió la puerta desde dentro. Me senté rápidamente, con la mirada fija en la carretera que teníamos delante, mientras gotas de agua chorreaban por mi pelo. Zayn se aguantaba (muy mal) la risa.
-¡¿TE PARECE GRACIOSO?! PORQUE YO NO LE VEO LA GRACIA. ME HAS DEJADO SOLA EN LA LLUVIA MUERTA DE FRIÓ. ¿Y SI ME LLEGAN A VIOLAR?- pregunté gesticulando con las manos, aterrada.
-Venga, no seas exagerada. Solo han sido 20 minutos...
Me quedé callada. ¿20 minutos? ¿Solo? Me había parecido una eternidad...
Sin que yo apenas me enterase, una lágrima se deslizó por mi mejilla. ¿Y ahora por qué coño lloras? Mira que eres tonta... Me la sequé todo lo rápido que pude, pero ya era tarde. Zayn me había visto.
-Eh, eh, lo siento... no pensaba que te iba a sentar mal, era una... broma. Lo siento.- dijo Zayn mientras se inclinaba a mi para secarme las lágrimas con un pañuelo de papel.
Negué con la cabeza, para darle a entender que no pasaba nada. Suspiré mientras echaba la cabeza para atrás y volví a ponerla recta.
-Llévame a casa de Alan, por favor.- dije sin mirarle.
Zayn frunció el ceño. Giró el cuerpo hacia los asientos de atrás, y de no se donde, sacó una manta azul con rayas negras. Se inclinó una vez más hacia mi. Pocos centímetros de distancia separaban nuestros rostros. Me colocó la manta sobre los hombros y posteriormente me los frotó con mucha delicadeza para que se me secaran los brazos y darme algo de calor. Cuando terminó con su acción, me miró a los ojos, con las manos aún apoyadas en mis brazos. Se acercó un poco mas. Apenas tres centímetros impedían que nuestras narices se rozaran, sin perder el contacto visual en ningún momento. Me perdí en sus ojos castaños, grandes y profundos, llenos de misterio. No podía apartar la mirada, pero tampoco quería. Lentamente, Zayn alzó la mano hacia mi mejilla. Mi mente me gritaba que me apartara, pero mi cuerpo no respondía. Como si de un acto reflejo se tratase, cerré los ojos. Inmediatamente sentí la cálida mano de Zayn en mi mejilla, y luego la otra, secándome las lágrimas con los pulgares. Volví a fijar mi mirada en sus ojos.
Inmediatamente, acabé de derrumbarme. Rompí a llorar con la cara en mis manos. Casi al instante, Zayn me rodeó con sus fuertes brazos en un cálido abrazo de consolación.
No se cuanto lloré, pero al parecer a Zayn no le importó que todas mis lágrimas fueran a parar a su chaqueta. De vez en cuando me frotaba la espalda, no se si para que no pasara mas frío o para consolarme.
En un momento dado, Zayn me agarró de los hombros y separó el abrazo.
-Tranquila, ¿vale?. Ahora mismo te llevo a casa de Alan. Siento mucho haberte dejado fuera.- sus ojos estaban fijos en los míos. Asentí ligeramente con la cabeza y volví a mirar a la carretera, a la espera de que Zayn arrancara rumbo a casa de Alan.
Le dije la dirección, recurriendo al mensaje de texto que Alan me había enviado con su dirección, en respuesta al que yo le había mandado contándole lo sucedido. No cruzamos una palabra en todo el camino, y lo agradecí bastante. Lo último que me apetecía ahora era hablar.
Al cabo de una media hora, Zayn paró el coche en frente de un bloque de apartamentos. Le di a Zayn un beso en la mejilla, le di las gracias por traerme y me bajé del coche. Caminé algo insegura hacia el portal. Una vez estuve ahí, llamé a uno de los numerosos timbres, pero nadie contestaba. Volví a llamar, y nada. Silencio al otro lado de la linea. Confusa, giré sobre mis talones, y me encaminé de nuevo hacia en coche de Zayn.
-No está en casa.- dije cuando me senté de nuevo en el asiento del copiloto.
-¿Quieres... quieres que lo esperemos?
-No.- contesté rotunda.- No me apetece verle.
-¿Volvemos a tu casa?
Solté un largo y pesado suspiro.- No me queda otra.
Pude notar el desconcierto de Zayn, aunque ni siquiera le estaba mirando. Segundos después, volvió a arrancar. No le presté atención a la carretera. Estaba cabreada. Cabreadísima. ¿Tu también, Alan? Lo iba a matar. PERO MATAR DE VERDAD. 
Cuando paramos de nuevo, me sorprendí al ver un garaje subterráneo, pero más me sorprendí cuando Zayn salió del coche, lo rodeó por la parte delantera para llegar hasta mi puerta, abrirla, y sacarme (prácticamente a rastras) del coche.
-¿Zayn...? ¿Donde estamos?
-En el garaje de mi apartamento.- contestó sin parar de andar, y con una pequeña (casi imperceptible) sonrisilla.
-Vale, ¿y que hacemos aquí?- inquirí cuando ya habíamos llegado al ascensor.
Zayn pulsó en botón de llamada del ascensor, y esperó con la mirada clavada en la puerta, y esa maldita sonrisa en su cara, haciendo como que no había oído mi pregunta.
El ascensor llegó y las puertas se abrieron. Al entrar, Zayn pulsó el botón con el número 5.
-Sophie me envió un mensaje cuando te estaba esperando en casa de Alan. Me lo explicó todo, y me pidió que te cuidara.- contestó, por fin mirándome a los ojos.
-¿Que Sophie...? ¿Y como sabia ella que yo... y Alan...?- dije, más para mí que para Zayn.
-Es más lista de lo que te piensas.- respondió divertido.- Y es una chica muy maja,- apartó la mirada de la puerta del ascensor para mirarme con una sonrisa torcida.- y guapa.
Al llegar a la planta 5, Zayn me agarró de la cintura y me llevó por el corto pasillo a la puerta del fondo. Sacó un manojo de llaves del bolsillo trasero y abrió la puerta. Encendió la luz, y me preparé mentalmente para hacerle frente a calcetines, calzoncillos, trozos de pizza y porquería en general repartida por el apartamento, pero me sorprendió encontrar un piso agradable, más bien pequeño, moderno, bien decorado, y, a pesar de mis sospechas, limpio.
-Bonita casa.- comenté mientras inspeccionaba el lugar.
-Un chico bonito tiene que tener una casa bonita.- respondió.
-¿Vives solo?- pregunté, haciendo caso omiso a su comentario.
El me respondió con un pequeño asentimiento al pasar por mi lado.
-Bueno, creo que vas a tener compañía por unos días.

(Narra Sophie)

Había hablado con Alice, comentándole todo lo que Hel me había dicho, y la decisión que había tomado.
-Seguro que para la cena la tenemos aquí de nuevo.- me había respondido antes de volver con su recientemente adquirido "amorcito."
La verdad es que a mí tampoco me entusiasmaba demasiado Peter. No me malinterpretéis, el chico era majete y tal, pero sabía lo que era capaz de hacer, y no quería que eso le pasara a Alice.
Era algo incómodo ver la tele con una pareja sobándose a tu lado, y más incómodo aún si esa pareja la formaban una de tus mejores amigas y el hermano de tu otra mejor amiga, así que decidí subir a mi habitación con la escusa de que me dolía un poco la cabeza.
Una vez dentro de esta, cogí mi movil de encima de la cama, y me no me sorprendió nada ver un mensaje de WA del camarero de batidos.
Harry: ¿No dices nada de la nota tan bonita que te he dejado? Vaya, por una vez que me esfuerzo en ser romántico.
Sophie: ¿Estás haciendo algo importante? Me apetece dar un paseo. 
Harry: WOW, no me esperaba esa respuesta.
Sophie: ¿Paseo...?
Harry: Voy a por ti ahora mismo, si quieres. 
Sophie: Aquí te espero ;)
Pero antes de empezar a prepararme, le mandé un mensaje a otro chico, moreno y con los ojos marrones, que sabía que estaría con la mejor amiga que no se sobaba con Peter en la planta de abajo. 

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NO ME MATÉIS. Os amo.