Lectores :)

jueves, 1 de agosto de 2013

CAPÍTULO 16.

Narra Helena.

A diferencia del resto del apartamento de Zayn, la cocina era un auténtico desastre. No podía encontrar ni un maldito vaso para beber agua. Resignada, opté por pedirle ayuda a mi anfitrión.
-¡Zayn!.- grité.- ¡Dónde tienes los vasos!
-Tranquila, no estoy sordo.- entró por la cocina, con el ceño fruncido.
Chasqueé la lengua.
-La costumbre, ya sabes.- respondí dándome aires.
-Oh perdone majestad. Olvidé que usted vivía en un palacio.- se inclinó hacia delante, haciendo una pequeña reverencia.
Resoplé.
-Deja de hacer el tonto y dame un vaso.
Zayn se dirigió hacia una de las alacenas que rodeaban la cocina, (a las que por cierto no llegaba) y se detuvo en una de ellas.
-¿Qué se dice?.- preguntó, como si le estuviera hablando a un bebé o a un perro.
Resoplé.-¿Por favor?
Sonrió burlón.-Eso está mejor.
Alargó el brazo y todos los músculos de su espalda se estiraron y contrajeron. Suspiré. Quise apartar la mirada, pero no pude. Los pantalones de su pijama colgaban de sus caderas, dejando a la vista de cualquiera gran parte de sus calzoncillos. Era una imagen que me gustaba demasiado.
Con excesiva lentitud, agarró uno de los vasos y me lo entregó. Salí de golpe de mi mundo, lleno de espaldas musculadas y calzoncillos de Calvin Klein para toparme de lleno con la realidad. Avergonzada, bajé la mirada al suelo y sacudí la cabeza para despejarla.
-Su vaso, majestad.- dijo Zayn con voz melosa, lenta y ronca.
-Oh, para ya.- respondí, mientras recuperaba el control sobre mi misma.
Agarré el vaso que me tendía y nuestros dedos se rozaron. Levanté los ojos hacia los suyos como si algo me hubiera obligado a hacerlo, y cuando mis ojos azules se toparon con los marrones de Zayn, el mundo desapareció a mi alrededor. Zayn me miraba con la boca ligeramente abierta, como si me viera por primera vez. Ninguno de los dos había soltado el vaso, y nuestros dedos siguieron en contacto. Casi inconsciente de mis movimientos di un paso al frente, para quedarme a escasos centímetros de Zayn. Me encontré a mi misma pensando en lo fácil que sería alargar la mano para tocarle la mejilla o para apoyarla en su hombro, pero no hice ninguna de las dos cosas. Zayn adelantó otro pequeño paso al frente, sin apartar su intensa mirada de la mía. Rompiendo el contacto de nuestras manos dejó el vaso en la encimera y su mano colgó en un lado de su cuerpo. Parecía que hubiera pasado una eternidad cuando poco a poco fue inclinando la cabeza hacia delante y nuestras narices se rozaron. En respuesta a su tacto, mis manos volaron hacia su cuello y se entrelazaron por detrás. Zayn tragó. Me abrazó por las caderas, pegándome del todo a el. Cerré los ojos cuando vi que Zayn lo hacía y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo empezamos a acercarnos poco a poco. Sentía la respiración de Zayn cada vez más cerca de mí, como un aviso de lo que estaba a punto de suceder. Quería esto, quería que me besara. En el momento que nuestros labios se rozaron Zayn se quedó paralizado. Dejó de respirar y detuvo su avance, y al segundo siguiente me había soltado. Confusa, abrí los ojos lentamente. Zayn estaba parado en la otra punta de la cocina, mirándome con los ojos abiertos como su me hubiera salido una tercera cabeza.
Le miré con el ceño fruncido, intentando preguntarle con la mirada que había pasado, qué estaba mal.
No dijo nada. Con una última mirada a mis ojos se dio la vuelta para desaparecer por la puerta.
Todas las emociones del día volvieron de repente sin ningún aviso, y me sentí abrumada. Lo único que pensé en ese momento fue: Necesito una ducha.

Tenía muchas cosas en las que pensar, y me dí cuenta que por mi falta de tiempo ni siquiera había pensado donde estaba.
¡En casa de Zayn! ¡Estoy en casa de Zayn! ¡Duchándome en casa de Zayn!
Demasiadas cosas en una cabecita tan pequeña como la mía. Tiempo insuficiente para pensar en todas.
Primero me centro en las cosas más “insignificantes” y voy subiendo en la escala.
1.- Fuga.
Había caído en la conclusión de que irme de casa por enfurruñarme con mi hermano era un poco... infantil. ¿Qué tenía, 6 años? Debería haberme quedado en casa para hablar las cosas con Alice, aunque en esos momentos no me sentía con fuerzas para enfrentarme a ella. Además, no tenía pensado volver hasta dentro de unos cuantos días. No quería a Peter por mi casa, y eso era indiscutible. Esperaría a que se calmaran un poco las cosas y a aclararme los pensamientos y luego hablaría con Alice.
2.- Alan.
¿Porqué Alan no había estado en casa? Me había dicho que podía quedarme con el el tiempo que necesitase, me había dado la dirección de su apartamento. De no haber llamado a Zayn para que me llevara, estaría empapándome en el portal de su puerta. Decidí llamarle en cuanto saliera de la ducha, para que me diera alguna explicación.
También tenía que aclara mis sentimientos hacia el. Desde la última vez que nos vimos le he estado dando vueltas. No me gustaron nada los mensajes que me había mandado, como si yo le perteneciera y le tuviera que dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer. Además, ¿desde cuando me metía en esos líos de “no estamos saliendo pero te beso cuando me da la gana y me pongo celoso si vas con chicos”? Era estúpido. Y si os soy sincera, sólo me gustó besarle en el cine. Los besos en la discoteca... fueron vacíos. No sentí nada, ni deseo ni atracción ni nada.
¿Puede ser eso posible? ¿Que te guste un chico por la tarde, y que te deje de gustar por la noche?
Bueno, gustar, gustar... Es una palabra algo fuerte, ¿no? Yo diría que me sentía atraída por el. El chico era majete y eso. Guapo, amable y majete. Pero definitivamente no me gustaba.
Tendría que darle más vueltas a este tema, pero antes de que me arrugara en la ducha como una pasa, tenía que abarcar el tema más importante de todos.
Ahora tengo que pensar en Zayn.
3.- Zayn.
Zayn... ¿cómo habíamos llegado a esta situación? No hacíamos otra cosa que no fuera provocarnos el uno al otro. Había entrado en un juego que no sabía que existía. Y como si tuviera poco con eso, habíamos estado a punto de besarnos en la cocina. Pero Zayn se había apartado.
¿Por qué te has apartado, Zayn?
Había querido besarle. Creo que nunca había querido besar a alguien como había querido besar a Zayn en ese momento. Había sido diferente a las otras veces, en las que solo queríamos provocarnos el uno a otro por pura diversión. La mirada de Zayn había sido diferente, más dulce, tierna, compresiva... y no dura como en el pasillo.
Los dos disfrutábamos con nuestro juego, eso estaba claro, pero el casi-beso de la cocina no había formado parte de eso.
Estaba confundida. ¿Que sentía por Zayn? Hasta el momento había pensado que éramos amigos. Nuestro juego de provocación mutua no contaba. Eramos amigos. Pero el casi-beso me había descolocado totalmente. Siempre había pensado en Zayn como un chulito, pero conforme lo conocía podía ver cosas que no apoyaban para nada esa teoría. Como me había consolado en el coche, por ejemplo, era una de las pruebas principales. Me había tratado con el cariño de un amigo. Se había preocupado por mí y me había ayudado mucho. ¡Estaba en su casa!, si eso no es preocuparse...
Yo creo que atracción puede ser la mejor manera de definir lo que siento por el.
Mmmm... atracción. Si, eso vale. Pero por otra parte...
Me gustaba cuando se preocupaba por mí, cuando se ríe conmigo, cuando me abraza con cariño, como en el coche, cuando intenta hacerme reír... En definitiva, cuando era mi amigo. Amigo. Mi amigo Zayn. Eso era.
Pero también te gusta cuando te toca, cuando se muerde el labio, cuando sonríe de lado, cuando se ríe en tu oreja, cuando su nariz toca la tuya, cuando te acaricia el cuello con sus labios...
Me sorprendí a mi misma con esos pensamientos, y los detuve tan rápido como habían aparecido.
¿No podemos dejar este estúpido juego y ser amigos, amigos normales?
Definitivamente, no siento nada por el. Es mi amigo. Prefiero a Zayn amigo que Zayn juguetón.
¿Y porqué has entrado en su juego?
Oh, mierda. No había siquiera pensado en eso. No era diferente lo que Zayn hacía para seducirme de lo que yo hacía para seducirlo a el. Los dos estábamos intentando “conquistar” (a falta de una palabra mejor) al otro.
Supuse que la razón de Zayn era simplemente que le gustaba tontear con chicas, pero, ¿la mía? ¿que razón tenía yo para hacer lo que hacía? ¿diversión, quizás?.
Te encanta provocarlo.
Era divertido ver a Zayn con la respiración agitada y todo eso, y estaba bastante gracioso cuando perdía el control y me miraba con los ojos abiertos como platos, pero de que fuera divertido a que me encantase hacerlo...
Te encanta.
Me divertía, ya está.
Te encanta.
Igual disfrutaba un poco.
Te encanta.
Incluso me gustaba.
Te encanta.
No, no me encantaba.
¿Ah, no? ¿Y por qué estas pensando ahora mismo en lo que ha pasado en el pasillo? ¿en lo que pasó en el parque? ¿en lo que podría haber pasado en la cocina? Y hablando de cocina, ¿me vas a decir que no te has fijado en los músculos de su esp.
Vale, me encantaba provocar a Zayn.

Con las ideas un poco más claras salí de la ducha y me enrollé el cuerpo en una toalla que había cogido prestada del armario del baño y el pelo en otra más pequeña. Le quité el seguro a la puerta del baño y asomé la cabeza para comprobar que Zayn no andaba por ahí, y salí disparada hacia a mi habitación, cerrando la puerta tras de mi. Suspiré aliviada. Me senté en la cama a sacar mi pijama de mi mini-maleta, cuando me di cuenta de que no me había traído pijama.
¡CLIN CLIN CLINNNN PREMIO!
Me maldije a mi misma. Tendría que pedirle a Zayn que me dejara algo para dormir. Apreté más la toalla contra mi cuerpo y salí de mi habitación.
-¿Zayn?.- dije, solo con la cabeza asomada. Al ver que nadie me respondía, fui saliendo poco a poco.
-¿Zayn?.
Seguía sin contestarme. Me negaba a pasearme por el apartamento solo vestida con una toalla, no pensaba ir a buscarlo.
-¿Zayn, donde estás?.- elevé mi tono de voz.
-Aquí.- respondió, por fin, a mi espalda.
Me giré con toda la dignidad con la que una puede girarse estando vestida con una toalla blanca e hice frente a Zayn. Había salido aparentemente de la cocina. Supuse que estaría haciendo la cena.
Menos mal, me muero de hambre.
Zayn me miró de arriba a abajo sin disimular lo mas mínimo. Luego volvió a posar la mirada en mis ojos, con una sonrisa burlona adornando su cara.
-Que guapa.- sus cejas se elevaron en admiración.
Mi cara enrojeció un poco. Deseé que no se notase.
-No me he traído pijama.- le miré a través de mis pestañas y parpadeé un par de veces.
-Tranquila, te doy permiso para ir desnuda. Ningún problema.
¿Es este el mismo chico que había estado a punto de besarme hacía apenas media hora?
Al parecer, el Zayn juguetón había vuelto.
-Muy gracioso.- abandoné mi apariencia de niña buena.- Confiaba en que me podrías dejar algo.
Zayn me volvió a repasar con la mirada, al tiempo que hacía comentarios susurrados que no llegaba a comprender.
-Ven.- se dio la vuelta y entró en su habitación.
La habitación de Zayn era la única parte de la casa que no había visto. Era bastante simple, ni grande ni pequeña, con los muebles justos. Una cama de matrimonio ocupaba gran parte de la pared izquierda, y lo que quedaba de esta lo cubría un armario de madera. En frente de la cama había un escritorio con un portátil encima y varios libros apilados.
Nunca me había planteado que Zayn estudiara.
Dos estanterías repletas de libros y CD's adornaban las paredes de encima del escritorio y la cama. En la pared de enfrente a la puerta un gran ventanal que ocupaba toda la pared dejaba ver las luces de la ciudad, y delante de este había un sillón de ruedas.
Zayn abrió el armario y empezó a rebuscar entre los cajones.
-Ten, igual esto te sirve.
Cogí algo dudosa el pantalón de chándal que me tendía y la camiseta blanca.
-Gracias.- sin más miramientos salí disparada a mi habitación.
Me puse la ropa que Zayn me había dejado. La camiseta me iba bastante grande, por los muslos, y el pantalón se me caía un poco, pero si anudaba bien la goma aguantaba.
Me sequé el pelo con la toalla, pero como no tenía secador ni nada por el estilo tuve que dejarlo mojado.
Seguro que por la mañana parezco Mufasa.
Salí de la habitación y me dirigí a la cocina. Estaba muerta de hambre.
Al entrar en la cocina, me topé de frente con una imagen de Zayn de espaldas cocinando algo a la sartén. Olía de maravilla.
Sigilosamente me acerqué por detrás y me coloqué a una distancia prudente.
-¿Qué hay de cena?.- Zayn pegó un pequeño bote y se giró para mirarme.
-Joder, que susto.
-Oh, que penita, ¿no te gustan los sustitos?. Bueno, igual así entiendes porqué no me gusta que me los des a mí. Pero debo admitir que tenías razón, es bastante divertido asustar a la gente. La cara que se te ha quedado era de película.
-Solo es gracioso cuando los sustos los doy yo.
-No estoy de acuerdo.
Al final, tuvimos una cena tranquila. Agradable, divertida... Parecíamos dos amigos normales y corrientes. Zayn daba signos de haber olvidado lo de la cocina, así que yo tampoco lo mencioné. Estaba todo bien como estaba. Al acabar de cenar, Zayn me preguntó si quería ver una peli en el sofá, y como no tenía ni pizca de sueño le dije que si.
-Quiero ver Saw.- insistía Zayn.
-Si pones Saw, me voy a dormir.- le dije muy seria.
-¿Tanto miedo te da?
-¿Miedo? ¡Asco! ¿Tu has visto esas películas? Son como documentales sobre anatomía humana mezclados con los vídeos del primer día de trabajo de un aprendiz de carnicero.
-No seas exagerada. Molan mucho.
-No voy a ver eso.- dije rotunda.
Zayn resopló y se rindió. No alcancé a ver que película ponía, pero me aseguró que no era de miedo. Corrí al sofá y me tumbé, ocupándolo por completo. En la pantalla de la tele apareció el título de una película aburrida de la que no me acuerdo en absoluto. Zayn dio media vuelta y se encaminó hacia el sofá. Cuando estuvo a mi lado, levantó mis piernas y se sentó en el hueco que estas habían ocupado, y luego volvió a poner mis piernas sobre su regazo.
Zayn nos tapó a ambos con una manta y nos pusimos a ver la película.
Nada más empezar a verla, me dormí como un tronco. A nosequé hora de la madrugada, Zayn me despertó zarandeándome los hombros y llamándome.
-Helena, la película ya se ha acabado.
Pero como estaba medio grogui, no me enteré de nada de lo que me dijo. Volví a cerrar los ojos y me recosté contra el sofá. Oí como Zayn soltaba una risita, y después noté como me sujetaba con sus brazos, casi sin inmutarse, y me llevó a mi habitación. Con una mano abrió la cama y me metió dentro, luego me cubrió con las sábanas.
-Que descanses, Helenita.- dijo en un susurro. Sus manos acariciaron mi pelo, y me puso un mechón detrás de la oreja. Con su mano descansando en mi cabello, me plantó un beso en la frente. Lentamente, se incorporó y salió de la habitación.

Casi al instante, me volví a dormir de nuevo, con la sensación de que solo había sido un sueño. Un dulce sueño.  



Excusa bla bla bla otra excusa bla bla. 
Chicas fantasmas (o chicos, quien sabe) que no me comentan en los capítulos: Sé que estáis ahí, no os escondáis, yo os amo. Por eso os he puesto un botoncito a la derecha especialmente para vosotras, para que os manifestéis y me deis amor.